miércoles, 5 de noviembre de 2014

Día en la embajada

El mes pasado sobre estas fechas fuimos todos los auxiliares a Dublín para la reunión con el ministerio. Al día siguiente estábamos invitados a una recepción en la embajada con motivo del día de la hispanidad. Algunos de nosotros nos quedamos para asistir a dicho acto.

Esa mañana nos levantamos y nos arreglamos ya que la recepción era sobre la 1.00 pm y aprovechamos para anotarnos en la embajada como no residentes (si no estás más de un año en Irlanda no necesitas anotarte como residente). Solamente tienes que llevar el DNI y una fotografía de carnet. Al anotarte como temporal no te hace falta llevar una prueba de residencia y si se enrollan un poco y te dejas la foto, te hacen una copia a la foto del carnet y la usan como fotografía para la solicitud (supongo también porque no residimos en Dublín). La verdad nos costó llegar a la embajada porque nos pasamos la parada. Recordad que en los autobuses en Dublín tienes que llevar el dinero justo porque si no, te dan como vuelta un papel para ir a cobrar en las oficinas de transporte. Y por cierto no os olvidéis hacerle señas al conductor del bus para que pare en la parada porque si no pasa de largo.

Tres paradas que nos pasamos...

Aprovechamos esa mañana para hacer turismo durante media hora y nos dirigimos a la embajada.




 La recepción como os podéis imaginar como la jet set: embajadores, altos cargos, gente allegada… y algún enchufado que otro (nunca me olvidaré del intrusismo que hay en mi profesión). Al llegar estaba el embajador y su mujer recibiendo a los invitados que estábamos haciendo cola. La comida, por supuesto, muy española: tortilla de patata, jamón ibérico, paella (que más bien era arroz caldoso), tarta de Santiago (por cierto, buenísima… y a mí no me gusta el dulce) entre otras cosas; vino Ribeiro (da miña terra) y Rioja.




 Lo pasamos muy bien y al acabar nos fuimos a tomar algo por Dublín pasando por el Trinity. Laura y yo arrancamos pronto porque aún nos quedaban 2:45 minutos para llegar a Limerick, que por cierto llegamos destrozadas.




Aún nos dio el cuerpo para parar a tomar una pinta en el Smyths donde nos pidieron el carnet en la entrada. A mi edad… ¡qué bonito es que te alegren el día!

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