El
mes pasado sobre estas fechas fuimos todos los auxiliares a Dublín para la
reunión con el ministerio. Al día siguiente estábamos invitados a una recepción
en la embajada con motivo del día de la hispanidad. Algunos de nosotros nos
quedamos para asistir a dicho acto.
Esa
mañana nos levantamos y nos arreglamos ya que la recepción era sobre la 1.00 pm
y aprovechamos para anotarnos en la embajada como no residentes (si no estás
más de un año en Irlanda no necesitas anotarte como residente). Solamente
tienes que llevar el DNI y una fotografía de carnet. Al anotarte como temporal
no te hace falta llevar una prueba de residencia y si se enrollan un poco y te
dejas la foto, te hacen una copia a la foto del carnet y la usan como
fotografía para la solicitud (supongo también porque no residimos en Dublín).
La verdad nos costó llegar a la embajada porque nos pasamos la parada. Recordad
que en los autobuses en Dublín tienes que llevar el dinero justo porque si no,
te dan como vuelta un papel para ir a cobrar en las oficinas de transporte. Y
por cierto no os olvidéis hacerle señas al conductor del bus para que pare en
la parada porque si no pasa de largo.
Tres paradas que nos pasamos... |
Aprovechamos
esa mañana para hacer turismo durante media hora y nos dirigimos a la embajada.
La recepción como os podéis imaginar como la jet set: embajadores, altos cargos,
gente allegada… y algún enchufado que otro (nunca me olvidaré del intrusismo
que hay en mi profesión). Al llegar estaba el embajador y su mujer recibiendo a
los invitados que estábamos haciendo cola. La comida, por supuesto, muy española:
tortilla de patata, jamón ibérico, paella (que más bien era arroz caldoso),
tarta de Santiago (por cierto, buenísima… y a mí no me gusta el dulce) entre
otras cosas; vino Ribeiro (da miña terra) y Rioja.
Lo pasamos muy bien y al
acabar nos fuimos a tomar algo por Dublín pasando por el Trinity. Laura y yo
arrancamos pronto porque aún nos quedaban 2:45 minutos para llegar a Limerick,
que por cierto llegamos destrozadas.
Aún
nos dio el cuerpo para parar a tomar una pinta en el Smyths donde nos pidieron
el carnet en la entrada. A mi edad… ¡qué bonito es que te alegren el día!
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