La obra de El sí de las niñas de Leandro Fernández de Moratín representa perfectamente los principios neoclásicos. Su estreno, en 1806, fue tardío para la estética neoclásica aunque tuvo mucho éxito. Para Moratín la comedia es una representación escénica de un enredo entre personajes plebeyos destinada a inculcar una enseñanza moral.
El tema principal de la obra son los matrimonios de conveniencia, concertados por los padres sin contar con los sentimientos de los hijos.
La obra se divide en tres actos que corresponden con el planteamiento, nudo y desenlace, al estilo neoclásico. Se cumple la regla de las tres unidades en la obra: una acción única, el enredo del triángulo amoroso compuesto por don Diego, hombre mayor y tío de don Carlos, don Carlos y doña Francisca, hija de doña Irene; un único lugar perfectamente descrito que es una posada en Alcalá de Henares; y un tiempo reducido, menos de doce horas.
Los personajes en el teatro neoclásico suelen ser pocos y no hay acumulación de estos en la escena excepto en el desenlace. La obra consta de siete personajes que forman parejas quedando unos suelto:
Don Diego representa la figura de padre/tutor desde un punto de vista positivo. Es un hombre ilustrado que ve lógico que sea su sobrino, don Carlos, el que se case con doña Paquita. En contraste con don Diego está la figura de doña Irene que se nos muestra como una hipócrita, interesada y que no respeta los sentimientos de su hija. Es una figura paternal pero negativa.
Don Carlos, conocido por doña Francisca como don Félix, es el joven galán que obedece a su tío. Está dispuesto a dejar pasar al amor de su vida por obedecerlo, al igual que doña Francisca, la dama bella, inocente y obediente.
Los criados, Simón, Calamocha y Rita, sirven para mantener el enredo y describir a los personajes. Calamocha podría considerarse como el gracioso.
La finalidad de la obra es enseñar una moral: los padres pueden aconsejar a los hijos a la hora de contraer matrimonio pero no imponerse para su propio beneficio.
La obra cumple todos los principios neoclásicos. Además de la unidad de las tres reglas, encontramos una historia verosímil que se aplica también al decoro de los personajes. Cada uno se expresa de la manera que le corresponde para hacer creíble la historia. Una historia que acaba con un final feliz en donde triunfa la justicia poética.
El sí de las niñas de Moratín es considerada la obra más importante del Neoclasicismo. Tuvo mucho éxito y representa perfectamente los cánones neoclásicos que utilizan el teatro como medio de educar a las masas
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